sábado, 8 de mayo de 2010

Felipe Solá propone bajar el IVA para alimentos y bebidas. ¿y el almacén de barrio?

El diputado Felipé Solá anunció que presentó un proyecto de ley para reintegrar el IVA en las compras de alimentos y bebidas a consumidores finales que abonen con tarjeta de débito.
Esta medida, que a priori parece ser muy progresista y popular, implica la pérdida de competitividad de los almacenes y carnicerías de barrio frente a las grandes cadenas de supermercados.
Todos sabemos que los almacenes barriales no reciben tarjetas de débito. No lo hacen por varios motivos:
El primero de ellos son las comisiones imposibles de pagar para un pequeño comerciante de barrio, ya que las mismas superan en muchos casos el 10% aunque seguramente a una cadena multinacional de hipermercados le cobran un ínfimo porcentaje.
Otro problema que enfrentan los pequeños almacenes es la falta de bancarización y de la tecnología necesaria para recibir pagos a través de posnet, ya que se requiere además del dispositivo una línea telefónica dedicada casi exclusivamente a ello.
Me pregunto, si ha quedado demostrado que ni siquiera las estaciones de servicio con sus grandes volúmenes de venta pueden afrontar las comisiones del pago electrónico, ¿cómo podrá afrontarlo una pequeña carnicería de barrio?
Por otro lado, los sectores más vulnerables de nuestra sociedad no poseen tarjeta de débito o crédito (en realidad casi no poseen nada) con lo cual esta medida está destinada a favorecer a una clase media bancarizada, que cobra sus sueldos en blanco con lo que el esfuerzo fiscal que implica la medida iría a personas para las cuales no está destinada (la exposición de motivos indica que el fin de la norma es reducir la indigencia y la pobreza).
Pero no sólo beneficiaría a personas que no están en riesgo social, sino que implicaría el cierre de almacenes, verdulerías y carnicerías de barrio, en beneficio directo de grandes cadenas de hipermercados (en su mayoría multinacionales).
Por ello, lo que parecía ser una medida popular en la práctica será una medida digna de un gobierno de la década de los 90.
Me parece que Felipe Solá se equivocó de nuevo, esperemos que haya sido sólo impericia, incapacidad o ingenuidad y no por intereses distintos a los del pueblo que dice representar.

jueves, 6 de mayo de 2010

Argentina es el país más rico de América Latina (alguién lo vió?)

Ayer se supo que la República Argentina es el país más rico de América Latina, superando a Chile.

Semejante noticia no tuvo ninguna repercusión en los medios de comunicación.

Por eso les dejo los datos:

Argentina alcanzó un Producto Bruto per cápita de 14.561 dólares en el 2009, lo que representó un aumento de 1,1% comparado con 2008, mientras que el país vecino se ubicó en el segundo lugar con 14.341 dólares.

El estudio se efectuó con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI)

México se ubicó en el tercer lugar con un PIB per cápita por paridad del poder adquisitivo de 13.628 dólares, lo que significó un descenso del 6,2 por ciento, según la publicación.
De acuerdo con la clasificación, Uruguay reemplazó a Venezuela como el cuarto país más rico de la región.

La lista ha quedado así:

1.- Argentina: U$S 14.561

2.- Chile: U$D 14.341

3.- México: U$D 13.628

4.- Uruguay: U$D 13.163

5.- Venezuela: U$D 12.201

6.- Panamá: U$D 11.788

7.- Costa Rica: U$D 10.579

8.- Brasil: U$D 10.514

Vemos entonces que la Argentina se encuentra por encima de las economías más vanagloriadas de la región, superando muy holgadamente a Brasil, la niña mimada de América Latina.

A festejar!

martes, 4 de mayo de 2010

Los distintos modos de acceso a la democracia y a la participación en la vida cívica - La demonización de la convocatoria mediante el chori y la coca

Queda claro que la forma de participar democráticamente en la vida cívica no es igual para todos los sectores de la sociedad.
Estas distintas maneras de ejercer la democracia frecuentemente son calificadas por los sectores en condiciones de manejar información de una u otra manera según su propia conveniencia.
Así, hemos visto entonces que las convocatorias o manifestaciones de sectores altos de la sociedad o afines a los intereses hegemónicos normalmente merecen el calificativo de "autoconvocadas" o "fiestas cívicas" entre otros. Se destaca siempre que los asistentes concurrieron por sus propios medios y que "no están ahí" por el choripan y por la coca.
Por el contrario, cada vez que se lleva a cabo una manifestación popular o del sector de los trabajadores se enfatiza el hecho de que los participantes fueron "llevados" en micros (como si fuera contra su voluntad) y que se les prometió un choripán y una coca.
Producto de esta parcial y malintencionada interpretación, parte de la sociedad tiende a desmerecer cualquier acto vinculado a sectores populares sin importar la cantidad de gente que se reúna. Siempre será a causa de choripanes, panchos y coca colas.
Sin embargo, pensar que una persona, por más humilde que sea, dedicará un día a una causa que no comparte tan sólo por un pacho y una coca no resiste ningún análisis. Los mismos que dicen que la gente de sectores humildes se moviliza por un choripán son los que dicen que no hay gente que quiera trabajar para ganarse el pan. ¿Cómo es eso? No quieren trabajar por un sueldo pero sí son capaces de perder un día entero, de pie, bajo las inclemencias del tiempo, caminar decenas de cuadras, ¿por una coca?
Lo que en realidad ocurre es que la gente de sectores populares no vive en la calle 9 de julio en edificios de lujo, vive en el interior de la provincia, bastante alejados de lo que son los puntos de encuentro tradicionales de estas convocatorias, y desde luego, en su gran mayoría no tienen vehículo propio.
Pero por suerte, las organizaciones sindicales fueron constituidas para defender los derechos de los trabajadores, entre ellos, el derecho a manifestarse. Ese es el motivo por el cual la gente de menos recursos concurre a los actos en micros, y se les provee una pequeña vianda para afrontar la larga jornada que debe soportar un manifestante del interior que sale muy temprano de su casa y regresa prácticamente por la noche.
Por eso, es mucho más genuino el reclamo de un trabajador llevado en micro a la plaza de mayo que el de una persona que baja en ascensor desde un lujoso departamento a la calle 9 de julio con una cacerola en la mano y que a la media hora ya está nuevamente en su casa con aire acondicionado esperando que se llene la bañera para su baño de sales.
Ambos reclamos son válidos y creo, no debe desvalorizarse ninguno de ellos. El derecho a reclamar es un derecho de todos, no sólo de quienes vienen en pleno centro porteño o tienen un vehículo para asistir "autoconvocados" (si es que puede calificarse así a alguna manifestación).