martes, 4 de mayo de 2010

Los distintos modos de acceso a la democracia y a la participación en la vida cívica - La demonización de la convocatoria mediante el chori y la coca

Queda claro que la forma de participar democráticamente en la vida cívica no es igual para todos los sectores de la sociedad.
Estas distintas maneras de ejercer la democracia frecuentemente son calificadas por los sectores en condiciones de manejar información de una u otra manera según su propia conveniencia.
Así, hemos visto entonces que las convocatorias o manifestaciones de sectores altos de la sociedad o afines a los intereses hegemónicos normalmente merecen el calificativo de "autoconvocadas" o "fiestas cívicas" entre otros. Se destaca siempre que los asistentes concurrieron por sus propios medios y que "no están ahí" por el choripan y por la coca.
Por el contrario, cada vez que se lleva a cabo una manifestación popular o del sector de los trabajadores se enfatiza el hecho de que los participantes fueron "llevados" en micros (como si fuera contra su voluntad) y que se les prometió un choripán y una coca.
Producto de esta parcial y malintencionada interpretación, parte de la sociedad tiende a desmerecer cualquier acto vinculado a sectores populares sin importar la cantidad de gente que se reúna. Siempre será a causa de choripanes, panchos y coca colas.
Sin embargo, pensar que una persona, por más humilde que sea, dedicará un día a una causa que no comparte tan sólo por un pacho y una coca no resiste ningún análisis. Los mismos que dicen que la gente de sectores humildes se moviliza por un choripán son los que dicen que no hay gente que quiera trabajar para ganarse el pan. ¿Cómo es eso? No quieren trabajar por un sueldo pero sí son capaces de perder un día entero, de pie, bajo las inclemencias del tiempo, caminar decenas de cuadras, ¿por una coca?
Lo que en realidad ocurre es que la gente de sectores populares no vive en la calle 9 de julio en edificios de lujo, vive en el interior de la provincia, bastante alejados de lo que son los puntos de encuentro tradicionales de estas convocatorias, y desde luego, en su gran mayoría no tienen vehículo propio.
Pero por suerte, las organizaciones sindicales fueron constituidas para defender los derechos de los trabajadores, entre ellos, el derecho a manifestarse. Ese es el motivo por el cual la gente de menos recursos concurre a los actos en micros, y se les provee una pequeña vianda para afrontar la larga jornada que debe soportar un manifestante del interior que sale muy temprano de su casa y regresa prácticamente por la noche.
Por eso, es mucho más genuino el reclamo de un trabajador llevado en micro a la plaza de mayo que el de una persona que baja en ascensor desde un lujoso departamento a la calle 9 de julio con una cacerola en la mano y que a la media hora ya está nuevamente en su casa con aire acondicionado esperando que se llene la bañera para su baño de sales.
Ambos reclamos son válidos y creo, no debe desvalorizarse ninguno de ellos. El derecho a reclamar es un derecho de todos, no sólo de quienes vienen en pleno centro porteño o tienen un vehículo para asistir "autoconvocados" (si es que puede calificarse así a alguna manifestación).

No hay comentarios:

Publicar un comentario